Católica


La palabra católica tiene una fuerza inconmensurable y aplastante para mí.

La escucho y resuenan las campanas de Nuestra Señora del Rosario, iglesia donde me forme escolarmente y me crie en la fe. 

Iglesia en donde mire por primera vez con deseo a una amiga y escuche por primera vez que eso era pecado. Me obsesione con el pecado. Excitante palabra que me genera hoy en día sensaciones delirantes e inexplicables. 

Me sentaba en los bancos de atrás con mi compañerita, una dulce pelirroja que me miraba con la cara pecosa más linda que había visto en esa época. Sonreíamos sonrojadas, porque las dos sentíamos esa electricidad de la tensión creciente generada por el roce de la piel. El deseo, aliado del pecado.


Yo comulgaba, pero cuando comía la ostia pedía firmemente no ser una chica buena, quería que me desearan y tocarán cómo yo quería desear y tocar, y no entendía porque todo eso estaba mal. El deseo se potenciaba mientras miraba la imagen de la virgen, sufriente, gozando ese sufrimiento y no el placer, ya que ese le fue negado.

Parirás con dolor. Eva. Yo odiaba que me hablarán de Eva. Eva pecó y aceptó su destino de destierro, la serpiente fue seductora, no tuvo escapatoria. 

¿Por qué aceptar el destino impuesto? Preferí siempre a Lilith, la primera mujer de Adán. De ella no nos hablaban claro, la conocí leyendo cosas que no debía, libros de mitos. Ahí empecé a entrar en otro pecado, el conocimiento, los libros que amaba y me hacían dudar de todo lo que me enseñaban. 

Juzgue mucho a Eva, pero después la perdone, porque también empecé a encarnarla, a entenderla, la culpa se la echaron toda a ella, y el hombre nunca la defendió. Y claro, si ella salió de la costilla, ella tenía que dar la talla y ser perfecta. La culpa es de ella, ella tenía que negarse al placer. Ella tendrá por eso que parir con dolor y todas nosotras desangrarnos y doblarnos cada mes por la sangre que nace del sexo femenino.

Lilith, en cambio, fue creada a imagen y semejanza, peor aún, el pecado fue su rebeldía. Por eso su historia no nos era contada, no vaya a ser que nos inspiráramos. 

Madre de los demonios, mi primer contacto con el mundo del terror, una belleza. 

Excitante también, claro. Porque muy poco sabía de lo que me gustaba todavía, pero las mujeres pecadoras siempre serán mi perdición. 


Nunca me cerró mucho la idea de bien y mal que nos enseñaban en las aulas. Las clases de catequesis siempre fueron aburridas, nada interesantes porque nos contaban siempre las cosas puras, nos sacaban la diversión de los eventos pecaminosos que a mí más me gustaban. 

Me gustaba más la clase de historia. Ahí tuvimos un profesor que nos contaba sobre Grecia y su mitología. Yo estaba fascinada. Me imaginaba que era Afrodita, mi diosa preferida en ese entonces. 

Ese fue uno de los momentos de mi vida donde empecé a cuestionar lo que nos enseñaban sobre Dios. No solo me gustaba más la idea de múltiples deidades, sino que también me hacía replantearme lo que creíamos. Porque en un punto, quería creer en Dios y ahí estaba el enroque mayor. Ahí comenzó mi culpa cristiana, la que sigo cargando. Pedir perdón. 

Me gustaría haber creído en el Olimpo, me gustaría haber nacido en Grecia y me enseñaran sobre las bondades y los castigos de los dioses. Que excitante.

Parecía que en la mitología griega el placer no era un tema tabú, y no entendía porque las diosas y dioses si podían amar y vivir su sexualidad, pero nuestro Dios era un pacato. Que hombre resentido.

No entendía tampoco porque esos eran mitos y nuestra biblia era la verdad ¿Qué sentido tenía eso?  


Un día le pregunté a mi profesor si la gente en Grecia creía en los dioses del Olimpo aún. No me contestó. Se quedó pasmado, cómo si la idea fuera impertinente. 

Me llamaron a dirección a hablar con el padre. 

Al profesor le pidieron que dejara de hablar de mitología. 

Castigo para mí y para él.

No pregunté más, pero seguí leyendo y desde ahí nunca paré. Cuestione todo por dentro, más nunca por fuera, por lo menos en esa época. 

La Literatura siguió siendo mi único refugio. A la profesora no le importaban mis preguntas o cuestionamientos, ella también cuestionaba. 

Quizás, si era cosa de mujeres cuestionar, y por eso éramos las mayores portadoras y exponentes del pecado. 


Íbamos a misa todos los martes por la mañana. Yo esperaba ansiosa ese momento para sentarme al lado de la chica que me gustaba y sentir nuevamente la electricidad. 

Hubo un día en el que nos atrevimos a darnos las manos, nos miramos y nos reímos. Todos estaban distraídos cantando cordero de dios, tú que quitas el pecado del mundo. Lo que no sabíamos, es que la preceptora ya nos había estado mirando con sospecha durante varias misas y recreos. En ese momento al ver nuestras manos entrelazadas y la emoción de nuestras miradas, se acciono el peor momento que viviríamos en nuestras vidas escolares. 

La preceptora se nos acercó al final de la misa, y nos dijo, Ustedes dos se quedan conmigo, vamos a hablar con el padre. 

Nadie tuvo piedad de nosotras. 

El padre no solo nos esperaba con una mirada de maldad que años después todavía me pone la piel de gallina, era maldad mezclada con deseo de castigar, un morbo que aún no entendía. 

Nos habló de nuestro rol cómo mujeres, cuidadoras, amas de la casa y del amor. Nos habló de nuestra labor para con los varones, de las perversiones. Lo perverso éramos nosotras, éramos las pecadoras, las que estaban manchando la casa del señor con un deseo maligno, un demonio que iba creciendo en nuestros vientres y que no solo iba a causarnos la perdición, sino que íbamos a arrastrar a nuestras familias, a nuestros futuros esposos e hijos, éramos la encarnación del mal. 

Lloramos porque nos trato de enfermas. Teníamos 10 años. Había mucho placer en la mirada del servidor de Dios. Cuando terminó, bajó la voz y nos dijo que rezáramos por nuestros pecados. Dios es misericordioso y todo lo perdona. Dios las va a alojar. Dios. 

Nunca más nos sentamos juntas.

Ella se cambió de colegio y nunca más la vi.


A los 12 años, ya era un poco menos cuestionadora y más creyente. Porque esto es así y siempre lo fue, las instituciones católicas te alienan, muchas veces te quitan el alma, te quitan el gusto, te llevan por el camino de la culpa. Culpa por querer saber, culpa por querer amar, culpa por querer sentir de manera libre, culpa por ser mujer. 

En esa época miraba la imagen de la cruz intentando con todas mis fuerzas realmente creer, ser devota y sentir algo. Nunca creí de verdad.

Temía muchísimo las represalias de Dios. 

Seguía sintiendo gusto por la lectura. Los monstruos y las brujas me generaban más placer que miedo, pero todavía no lo compartía. 

Pedía más perdón que antes. Perdón por no saber, perdón por preguntar, perdón por hablar de más, perdón por ser intensa, Perdón. palabra que hoy en día sigo arrastrando. 


A los 15 años iba al grupo misionero solo por pertenecer a algún lugar. A los 15 años también tuve mi primera vez. Horrible. 

El varón con el que estuve no solo nunca me hizo sentir ningún tipo de placer, sino que me dejó sangrando.

Me fui caminando sola hasta el colegio con mucho dolor.

Entendí entonces, que las mujeres no solo paríamos con dolor, sino que también tenemos sexo con dolor. 


Que condena ser católica. 


A los 16 me enamoré perdidamente de mi primer novio. 

Quizás, fue la relación más tóxica que tuve en mi vida. Sin embargo, no todo fue malo. Descubrí que el sexo no era todo dolor. Me alejé un poco de la iglesia y conocí la capital. Me maravillaba salir de noche por calle Corrientes de su mano, admirar las luces, tomar un café a las 3 de la mañana. Era todo tan distinto al conurbano.

Empecé a escuchar bandas que hoy en día amo y forman parte de mi historia. 

También empecé a entender que a pesar de que me estaba alejando del catolicismo, este me iba a perseguir de otras formas. 

Mi novio era cómo mi Dios personal. Me castigaba muchísimo porque no era virgen. porque no le había guardado ese regalo, ese premio para él. 

Yo sentía mucha culpa ¿Cómo no lo había esperado? ¿Acaso no sabía que la primera vez era para un varón especial? y digo varón, porque él también me recriminaba el haber estado con mujeres. Nada le venía bien, yo era una pecadora con todas las letras. Lo peor, lo amaba muchísimo.

Cuando me dejó sentí que me iba a morir. 

Entendí más a Eva todavía. 

Entendí más el peso y la carga de lo que significaba amar y ser mujer. 

Caí en una tristeza casi irremontable. 

No me suicide porque tenía una familia que bastante bien me contuvo. 

Y en parte, tampoco me suicidé, porque tenía mis libros. 


De alguna forma volví al conocimiento, volví a los mitos, volví a los vampiros, volví a los monstruos y las brujas. Me empecé a sentir más conectada con mi deseo de estudiar, de cantar, de leer, de ir a la universidad. 

En ese momento fue donde me reconecte con el amor al pecado, fue donde entendí mi fascinación por ser imperiosamente libre y disruptiva en este mundo de mierda. 

Me conecte de nuevo con esa niña que no entendía porque le imponían una forma de amor y una forma de creer. Por eso, a pesar de que ese amor me rompió un poco, también me enseñó lo que no quería. Me enseñó que la libertad de desear tenía que ser mi eje en el futuro.

También, apareció el feminismo, claro. Pero eso es historia para otro momento. 


Un pedazo de mi yo católica se destrozó, y al mismo tiempo, se potenció. 

Todo esto que escribí, fui, pero también soy. 

Todo esto está en mi y me hace, me constituye cómo una orgullosa pecadora.

La orgullosa seguidora de Lilith.

La que tiene tatuada una serpiente. 

La orgullosa amante de los demonios y del terror.

¿Saben por qué? porque yo sentí terror en la escuela católica. 




Comentarios

  1. me leí "Católica" de un tirón, moy bueno! .. banco el formato blog, tiene otros tiempos (por no decir que tiene tiempo directamente) También me copó tu compartir así tan crudo y despojado como si "ya fue todo, vamo' a pecá'" bsitoo ivi

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias querido Ivi. A mí también me gusta poder compartirme cruda y que puedan tomarse el tiempo, en esta vorágine chiclosa, de leer. Y si, aguante el pecado. Vendrán más cosas querido lector :)

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Gorda

Me perturba